¿Cuántos niños?

Es muy común, no quiero llamarlo normal, que cuando tienes un segundo embarazo tus conocidos, amigos y familiares te hagan la cajonera pregunta:   ¿Vas a operarte?

No tenía idea que esto pasara con tanta frecuencia,  no lo había notado hasta ahora que me está sucediendo.       

Antes de seguir… hago la aclaración que no soy la más religiosa ni menos pecadora que quien pudiera estar leyendo estas líneas.

Vienen a mi mente algunas inquietudes,  quién en su sano juicio dice abiertamente:

-          Yo me practiqué un aborto

-          Me masturbo una vez a la semana por lo menos

-          He tenido X  número de parejas sexuales

Estos son los secretos mejor guardados.     Al menos que sean personas que llevan un estilo de vida “OPEN” que no tienen apego a ninguna creencia moral ni religiosa.     Pero el común denominador no comenta estos temas de una forma ligera.   

Entonces, por qué será que hablamos sobre esterilización  (método por el cual se hace infecundo y estéril a un animal o a una persona) de una forma tan normal y abierta.    La única explicación que encuentro, y puedo estar equivocada, es que no entendemos realmente la importancia de este tema.

A través de los años hemos ido creando parámetros normales de la sociedad,  que están bien ante nuestros ojos, pero no ante los ojos de Dios.  Incluso nos atrevemos a aconsejar abiertamente:

-          No tengas más de dos hijos, la situación económica está cada vez más dura

-          Cierra la fábrica de una vez que más de dos es multitud

-          Sólo tenemos dos manos, por eso hay que tener sólo dos hijos.   Con qué mano agarrarías al tercero?

Pero,  ¿qué es lo correcto?   Yo no soy la más experimentada en el tema y me ha tocado documentarme, quisiera compartir con ustedes un extracto de la Encíclica Humanae Vitae (guía para católicos):

Número  14 - Vías ilícitas para la regulación de los nacimientos

“En conformidad con estos principios fundamentales de la visión humana y cristiana del
matrimonio, debemos una vez más declarar que hay que excluir absolutamente, como vía lícita para la regulación de los nacimientos, la interrupción directa del proceso generador ya iniciado, y sobre todo el aborto directamente querido y procurado, aunque sea por razones terapéuticas


Hay que excluir igualmente, como el Magisterio de la Iglesia ha declarado muchas veces, la
esterilización directa, perpetua o temporal, tanto del hombre como de la mujer; queda además excluida toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación.” 

 

Con esto no quiero decir que soy  exenta de fallar, pero en caso en que lo haga no será algo que comparta como si me hubiera extraído una muela.

Hago una invitación a ser más cuidadosos con este tema tan sensitivo, es una decisión muy íntima y de familia que requiere fortaleza espiritual.

"La familia es un feliz encuentro de dos corazones que no se aman más que para amar mejor a Dios"  San Francisco de Sales.

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